¿Cómo es una sesión Somato emocional?
Qué sucede durante una sesión?
El terapeuta ha revisado los puntos (estaciones de escucha) en su cuerpo, ha identificado las áreas de tejido conectivo en las que es necesario trabajar (quistes energéticos) y luego comienza la magia.
Como paciente/cliente, sientes sus manos sobre tu cuerpo, tal vez un hormigueo, a medida que los tejidos comienzan a liberarse y tu sistema nervioso se relaja. Luego notas que, aunque el terapeuta está trabajando en la zona del pecho, tienes una sensación que baja por la pierna derecha.
El terapeuta pregunta «¿en qué parte del cuerpo te encuentras ahora?» y le dices que sientes calor en el pecho y una sensación que baja por la pierna derecha. «Avísame cuando eso cambie», te indica. «Como si eso fuera a cambiar en mi pierna cuando estés trabajando en mi pecho», piensas, pero luego sientes que la sensación cambia, inicialmente aumenta y luego se disipa por completo. Curiosamente, se lo dices a tu terapeuta
Estás relajado y consciente, pero no puedes concentrarte en sonidos externos a tu cuerpo, aparte de la voz de tu terapeuta.
y empieza el diálogo
Terapeuta: ¿Qué está pasando en tu mente ahora?
Paciente: Es un poco extraño, pero veo una puerta azul en mi mente.
Terapeuta: Hmm, una puerta azul. ¿Dónde estás en relación a ella?
Paciente: Estoy parado frente a ella.
Terapeuta: ¿Qué te gustaría hacer?
Paciente: Quiero abrirla, pero creo que necesito una llave.
Terapeuta: ¿Sabes dónde está la llave?
Paciente: Sí, está en un gancho junto a la puerta.
Terapeuta: ¿Qué haces ahora?
Paciente: Tomo la llave, la pongo en la cerradura y abro la puerta.
Terapeuta: ¿Qué observas al otro lado?
Paciente: Un campo verde con un arroyo y un gran árbol en el centro.
Terapeuta: ¿Qué te gustaría hacer ahora?
Paciente: Quiero trepar al árbol, pero es demasiado alto.
Terapeuta: Aquí puedes hacer lo que desees. ¿Cómo lo harás?
Paciente: Oh, veo una escalera. Voy a subir por ella.
(El paciente sube la escalera y se acomoda en una rama del árbol)
Terapeuta: ¿Dónde estás ahora?
Paciente: Estoy sentado en la rama, me siento relajada y cómoda.
Terapeuta: ¿Qué te gustaría que pasara ahora?
Paciente: Quiero que mi mamá esté aquí conmigo.
Terapeuta: Hoy puedes hacer lo que desees. ¿Te gustaría invitar a tu mamá?
Paciente: Sí, la veo sentada a mi lado, y está en paz. Me siento abrumado.
Terapeuta: ¿Qué está haciendo tu mamá ahora?
Paciente: Me está sonriendo y tomando mi mano, pero me siento confundido y un poco herido.
Terapeuta: ¿Hay algo que te gustaría decirle?
Paciente: Sí, quiero decirle lo decepcionada que estoy por su falta de conexión cuando estaba viva.
(El paciente expresa sus sentimientos a su madre)
Terapeuta: ¿Qué te responde ella?
Paciente: Me dice que me veía tan independiente que no quiso interferir, pero ahora lo entiende.
Terapeuta: ¿Y tú cómo respondes?
Paciente: Le digo que tenía razón, pero me hubiera gustado más cercanía.
Terapeuta: ¿Algo más que quieras decir?
Paciente: Le digo que extrañé sus abrazos y me sentí segura cuando los recibía.
Terapeuta: ¿Qué te dice tu mamá?
Paciente: Me dice que siempre me amó y que está orgullosa de mí. Las lágrimas fluyen, pero siento una gran liberación.
Terapeuta: ¿Algo más antes de que terminemos?
Paciente: No, mamá ya se ha desvanecido, pero ahora la siento en mi corazón.
Terapeuta: ¿Qué significa eso para ti?
Paciente: Que puedo llevarla conmigo todos los días. Siento como si me hubieran quitado un peso del alma.
Terapeuta: ¿Qué te gustaría hacer ahora?
Paciente: Volver a la puerta azul.
(La paciente regresa a la puerta azul)
Terapeuta: ¿Qué harás con la puerta?
Paciente: Quiero dejarla entreabierta, no cerrarla con llave.
Terapeuta: Perfecto, dejamos la puerta entreabierta.